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viernes, 22 de agosto de 2025

Intercambio universitario

 Lucas, un joven de 22 años, había estado enamorado en secreto de Sofía, su compañera de universidad. Desde el primer día que la vio en clases descubrió que Sofía era carismática, con una sonrisa que iluminaba cualquier habitación, que tenía un cuerpo perfecto y esculpido por horas en el gimnasio sumado a una confianza que hacía que todos se giraran a mirarla. Sofía era todo lo contrario a Lucas quien era más reservado, un estudiante promedio con un sentido del humor peculiar y una lealtad inquebrantable hacia las personas cercanas a el, pero también era un chico guapo pero con poca autoestima. Esto no impidió que Sofía y Lucas forjarán una buena amistad con el paso del tiempo.


Un día, mientras Lucas y Sofía trabajaban juntos en un proyecto en la biblioteca, encontraron un libro antiguo con un símbolo extraño en la portada. Al tocarlo al mismo tiempo, una luz cegadora los envolvió, y cuando abrieron los ojos, algo imposible había ocurrido: sus cuerpos se habían intercambiado. Lucas despertó en el cuerpo de Sofía, y ella en el de él. Confundidos, acordaron mantener el secreto y tratar de encontrar una solución, pero mientras tanto, debían vivir la vida del otro.


Lucas, ahora en el cuerpo de Sofía, se sentía abrumado por la situación, pero también fascinado. Estar en el cuerpo de su crush era una experiencia surrealista y sentía una curiosidad que lo incitaba a explorar sensaciones nuevas. Mientras Sofía (en el cuerpo de Lucas) se adaptaba con más calma.


Lucas, en el cuerpo de Sofía, llegó a la casa de ella ya que se había quedado de ver ahí con Sofía después de clases para investigar como revertir esto. Todo el día había intentado mantener la rutina de Sofía como ella se lo había explicado pero, no podía ignorar la curiosidad que lo consumía. Mientras Lucas esperaba a que Sofía llegara este comenzó a revisar el armario de Sofía, ahí encontró ropa interior de todo tipo que lo hizo sonrojar, "no puedo creer que este enorme culo quepa en estas tangas tan diminutas," pensó y volteó a mirarse en el espejo, no pudo evitar admirar las curvas perfectas de su cintura (o más bien de Sofía), los senos grandes y firmes, y por supuesto, la figura tonificada de ese enorme culo que ahora eran suyos temporalmente.


Impulsado por una mezcla de emoción y travesura sumado a qué Sofía no aparecía, decidió aprovechar la situación. Fue a una tienda para adultos y, con el corazón latiendo con fuerza, compró un vibrador con control remoto. No podía creer lo que estaba haciendo, pero la idea de experimentar algo tan íntimo en el cuerpo de Sofía era demasiado tentadora. Al volver a la casa, se aseguró de estar solo, comenzó a leer las instrucciones para no lesionar su nueva vagina, sonrió y dejo el control en la sala. Subio al cuarto y cerró las cortinas.


Ya en el cuarto se desnudó frente al espejo, la imagen de su nuevo cuerpo desnudo lo dejó sin aliento: unas buenas tetas, la cintura estrecha, las caderas pronunciadas. Se sentía como un intruso, pero también excitado por lo desconocido.


Se recostó en la cama, abrió sus piernas y encendió el vibrador, comenzó a explorar poco a poco su nuevo cuerpo con el, primero los pezones y luego su vagina, el sentir las vibraciones en sus labios exteriores le hacían gemir un poco las sensaciones eran intensas, abrumadoras. El placer lo envolvía como nunca antes, lo introdujo, cada movimiento del vibrador dentro de su vagina lo hacía jadear. Perdió la noción del tiempo, olvidando por completo que había dejado el control remoto en la mesa de la sala. También olvidó que Sofía no tardaba en llegar.



Sofia llegó a la casa, tocó la puerta y, al no recibir respuesta, usó la llave de repuesto que siempre dejaba en la maceta. Entró y notó un silencio extraño, pero el control en la mesa de la sala llamó su atención: un pequeño control remoto con botones de colores. Curioso, lo tomó y comenzó a presionar los botones, pensando que era parte de un dispositivo electrónico.



En la habitación, Lucas (en el cuerpo de Sofía) sintió una oleada de placer repentino e intenso, soltó un gemido fuerte de solo sentir como el vibrador, que había dejado dentro de él, comenzó a vibrar con más fuerza. "¡Oh, mierda!" Gritó, jadeando, mientras su cuerpo se estremecía. Intentó respirar para controlarse, pero las sensaciones eran demasiado fuertes y excitantes. Entonces, un destello de pánico lo golpeó: "el control remoto!" Recordó que lo había dejado en la sala, rápidamente se sacó el vibrador de su vagina y bajó a gran velocidad por la escaleras sin darse cuenta que iba desnudo a pesar de que sus senos iban rebotando por todos lados.



Bajo las escaleras y corrió hacia la sala. Al legar, se encontró con Sofía (en su cuerpo), sentada en el sofá, jugando con el control remoto como si fuera un mando de videojuegos.


"¡Sofía, para!" gritó Lucas, con la voz aguda y femenina de Sofía.


Sofía levantó la vista, y sus ojos se abrieron de par en par al ver su cuerpo desnudo frente a él. Sus senos perfectos, la piel blanca, las curvas que parecían sacadas de una revista. Se quedó congelado, con el control remoto en la mano, sin saber qué decir. "¡Dame eso!" Lucas le arrebató el control y lo apagó, se sentó en el sillón y suspiro de alivió con su vagina goteando todavía por las sensaciones.



De pronto un pensamiento llegó a lucas, "estoy desnudo... en el cuerpo de Sofía!" Se dio cuenta demasiado tarde de que estaba completamente expuesto. Rápidamente, tomó una almohada del sofá y la usó para cubrirse, sonrojándose intensamente.


"Eh... Lucas, ¿qué... qué está pasando?" balbuceó Sofía, claramente nerviosa pero incapaz de apartar la mirada de los que hace no poco eran sus senos.


"No es lo que crees Sofía," dijo, tratando de mantener la compostura. "Es una larga historia, pero... mierda, esto es incómodo."


Sofía frunció el ceño, confundida. " ¿Qué demonios estás diciendo? ¿Es una broma? Sabemos perfectamente que es lo que estabas haciendo!"


Lucas suspiró, aún sosteniendo la almohada. "Perdón Sofi... Se que estuvo mal pero... Pero de verdad me dió demasiada curiosidad saber que sentías tu como mujer..."


Sofía lo miró, escéptica, pero algo en la forma en que hablaba —el tono, las expresiones— le hacía confiar en Lucas. "¿Entonces solo fue eso? ¿Por qué no me lo comentaste antes? Pudiste mandarme un mensaje..."


Lucas guardo silencio avergonzado, Sofía se rió. "Dios, pudiste decirme y yo te hubiera dicho donde tenía mis juguetes jaja, aunque... este vibrador con control no tenía idea de qué era. Solo pensé que era un control raro. Pero... wow, parece que lo estabas disfrutando." Sus ojos recorrieron el que era su cuerpo, y aunque intentaba guardar la compostura, la atracción era evidente. "Y, eh... te ves... O me veo... increíble... Supongo..."


Lucas sintió un calor subirle por todo el cuerpo. Estar en el cuerpo de Sofía ya era suficientemente confuso, pero la forma en que Sofía lo miraba le hacía sentir algo nuevo, algo que no podía ignorar. Había una tensión en el aire, una mezcla de incomodidad y algo más... excitante.


"Sofía, no me mires así," dijo Lucas, aunque su voz temblaba ligeramente. La almohada apenas cubría lo suficiente, y la situación era cada vez más extraña.


"Lo siento, es que... eres yo, pero eres tú. Es raro, pero..." Sofía se acercó a un paso de distancia, su voz baja y grave. "No voy a mentir, verte así... Ver así a mi cuerpo me hace difícil no pensar en cosas que... Me hacían a mi para sentirme bien," Sofía tomo la pierna de Lucas con delicadeza.


Lucas tragó saliva. La idea era loca, pero el cuerpo de Sofía parecía responder por sí solo. Su piel estaba sensible, su corazón latía rápido, y la curiosidad que había sentido antes en la habitación regresó con fuerza. "¿Cosas? ¿Qué tipo de cosas?" preguntó, medio en broma, medio en serio.


Sofía lo miró a los ojos, y la tensión se volvió insoportable. "Sabes a qué me refiero."


Lucas, todavía sosteniendo la almohada, sintió un impulso que no pudo ignorar. "¿Quieres... quieres probar algo? Solo... por curiosidad."


Sofía parpadeó, sorprendida, pero no se echó atrás. "Estás hablando en serio, ¿verdad?"


Lucas asintió, dejando caer la almohada al suelo. El cuerpo de Sofía quedó expuesto nuevamente, y Sofía no pudo evitar recorrerlo con la mirada. "Solo... Vamos a... experimentar y ya." Decía Lucas mientras abría sus piernas y dejaba expuesta su vagina palpitante por sentir algo ma que un vibrador.


Sin decir más, Sofía se acercó, Lucas sintió un escalofrío cuando las manos de su antigüo cuerpo tocaron su cintura. Sofía se inclinó y comenzó a besar suavemente el cuello de Sofía, descendiendo lentamente. Lucas gimió, sorprendido por lo intenso que se sentía todo en este cuerpo. Cuando Sofía llegó a su pecho, comenzó a lamer suavemente los pezones de Lucas, después mordió delicadamente uno y Lucas dejó escapar un gemido que lo tomó por sorpresa.


"¿Estás bien?" preguntó Sofía, deteniéndose un momento.


"Sí... sigue," respondió Lucas, su voz temblorosa pero decidida.


Matías continuó, descendiendo hasta arrodillarse frente a él. Sus labios y lengua encontraron su antigua vagina, Lucas sintió una explosión de placer simplemente de sentir el aliento de Sofía cerca de los labios exteriores. Se recostó en el sofá, abriendo más las piernas por puro instinto, mientras, Sofía comenzó a explorar más con su lengua. Lo hizo como a ella le gustaría que le lamieran el clítoris, lento al principio, luego más intenso. Lucas no podía creer lo que estaba sintiendo; era como si cada nervio de su cuerpo estuviera encendido.




"¡Dios, Sofía!" gimió, y sin pensarlo, se giró y se puso en cuatro, apoyando las manos en el respaldo del sofá. "No pares, chupamela así ahora."


Sofia obedeció, se quitó los pantalones e intensificando sus movimientos con la lengua, incluso comenzó a introducir sus dedos en la vagina y podía sentir cómo palpitaba con locura. Mientras, Lucas se perdía en las sensaciones que Sofía la estaba dando ya que el placer era abrumador, diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado antes.



Después de unos minutos, Sofía sintió que necesitaba más. Apartó a lucas, se giró y se sentó en el sofá, jaló a lucas hacia él y lo colocó con mucha facilidad en cima suyo.


"Ven aquí," dijo, con una mezcla de timidez y deseo. Lucas, sediento de placer comenzó a sentarse lentamente en el pene palpitante que alguna vez había sido suyo. Cuando sintió el pene de Sofía entrar en su nueva vagina, un gemido escapó de sus labios. Era intenso, casi abrumador, pero increíblemente placentero.


"¿Estás segura?" preguntó lucas, su voz fina y chillona.


"Sí... muévete," respondió Sofía, Lucas comenzó a moverse en un ritmo lento, sintiendo cada centímetro entrar y salir de el, nunca se había dado cuenta lo satisfactorio que podía ser su pene para las mujeres. Cambió a una posición de vaquerita invertida, apoyando las manos en pecho de Sofia, el placer se intensificó. "¡Más, por favor!" jadeó, incapaz de contenerse.


Sofía lo tomó de las nalgas y siguió el ritmo que traía Lucas, cada vez más rápido. Luego, Lucas se recostó en el sofá, jalo a Sofía hacia él y le coloco una pierna sobre el hombro "metemela toda," dijo Lucas con una voz sensual. La penetración de Sofía se volvió más profunda, más fuertes, y Lucas sintió una ola de placer que lo llevó al borde. Ahí sintió por primera vez un orgasmo femenino, el sentir como un pene llegaba hasta su nuevo útero lo estaba volviendo loco y cuando el orgasmo lo golpeó, su cuerpo se estremeció, y un gemido fuerte y sensual escapó de su garganta.



"¡Oh, Dios!" exclamó, jadeando.


Sofía no se detuvo. "Aún puedes?" Le pregunto, Lucas sonrió y se giró nuevamente, poniéndose en cuatro "al parecer tengo una ventaja llamada multiorgasmo" sonrió lucas e invito a Sofi a seguir con lo que estaban. Sofía introdujo el pene, Lucas gimió y le pidió que lo hiciera rápido y fuerte, que lo hiciera venirse con ella, Sofía sonrió y continuó, cada vez más rápido. "Esto es... increíble," dijo Lucas entre gemidos. "¿Cómo es para ti?"


"¿Bromeas? Soy... eres perfecta, puedo sentir como tú vagina aprieta mi pene pidiendo mi leche" respondió Sofía, su voz entrecortada. Los movimientos se volvieron más intensos, más profundos, hasta que ambos alcanzaron el clímax casi al mismo tiempo, sus cuerpos temblando de placer. Sofía saco su pene y dejo caer su semen en la espalda de Lucas mientras ambos sonreían y sus partes íntimas palpitaba por lo ocurrido.



Exhaustos, se dejaron caer en el sofá, respirando agitadamente. Lucas, todavía en el cuerpo de Sofía, se cubrió con una manta cercana, sintiendo una mezcla de euforia y confusión.


"¿Qué demonios acabamos de hacer?" dijo Lucas, riendo nervioso.


Sofía se rió también, pasándose una mano por el cabello. "No lo sé, pero... no me arrepiento. ¿Tú?"


Lucas la miró, todavía procesando todo. "No, supongo que no. Pero esto no puede salir de aquí. Y tenemos que arreglar este lío del intercambio de cuerpos."


"Totalmente. Pero, oye, si no lo arreglamos pronto... ¿podemos repetir?" bromeó Sofía, guiñándole un ojo.


Lucas le dio un empujón juguetón. "Cállate, idiota. Vamos a buscar ese maldito libro... Aunque si, si no encontramos la solución, claro que podemos repetir."


Y así, entre risas y una tensión que ahora era más cómplice que incómoda, comenzaron a planear cómo deshacer el cambio de cuerpos, sabiendo que lo que habían vivido cambiaría su amistad para siempre.

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